26 de mayo de 2011

La Lechuza: bodegón con buenas pastas y mejor precio en Palermo Soho


Son las 10 de la noche y llueve.
Para peor no tenés mucha plata en el bolsillo y parece que a tu panza,
del ruido que hace, la estuvieran estrujando. Si el escenario es algo tétrico, el futuro inmediato es menos alentador. Eso, si no conocés La Lechuza, el bodegón escondido en el corazón del Soho palermitano. Para muchos, un refugio bohemio; para otros tantos, la mejor opción para comer casero, rico y a un precio inmejorable en la zona de los restaurantes high price. 

Decir que es rústico no le haría debida justicia. Porque aquí hay un criterio estético: primero, el amontonamiento genuino de objetos obsoletos, desde el piano inútil que está en la entrada a los innumerables cuadros con motivos de lechuzas. Segundo, porque ahí está el punto estético: si los mirás con detenimiento, las firmas de los dibujos son de gente muy grosa, desde Caloi a Langer, pasando por una interminable fila de lechuzas autografiadas.


De ahí que el ambiente, entre cool y desalineado, atrae a mucho vejete del barrio haciendo su reunión semanal, mucho gringo buscando el verdaderou gusto del bife de chorizo, artistas de la A y de la B, familias y grupos de amigos que están en la misma que vos: viendo cómo hacen para comer rico y abundante, tomarse un vinito hasta la sobremesa, y todo, sin tener que pensar en el precio.

Conviene sentarse en el segundo salón, ya que ahí no está la puerta para que el viento de la noche te chifle en la espalda, ni la parrilla para llevarte el olor del bife. Además, tiene más mesas y está mejor iluminado.

La carta es en realidad unos papeles abrochados, pero enseguida te enganchan los platos. Dos entradas se llevan los aplausos: tomates con oliva y ajo ($20), y lengua vinagreta ($15). Pero no son las únicas.


Para principales, apuntá a las pastas: ravioles caseros de ricota con pesto ($26+9) o fusiles con fileto y albóndigas ($26+9). Del primer plato, conviene detenerse en dos puntos importantes. Uno, que la pasta es fresca y casera, y está servida bien al dente; dos, que el pesto está impecablemente elaborado con oliva extra virgen, albahaca, nueces y una lejana anchoíta. Como para terminar el plato y salir a besar lechuzas.


En cuanto a los fusiles, están igualmente buenos: vienen con tres albóndigas del tamaño de un kiwi, que no resultan grasosas y su sabor es especiado, y la salsa es simplemente deliciosa. Pero conviene saber una cosa: de conjunto, funcionan como una bomba soporífera que, una vez comida, te manda derecho a la cama y sin postre. Tenelo en cuenta si pensás seguir la noche.

Vinos hay pocos y clásicos, nada que no encuentres en otro bodegón. Tampoco esperes copas. Eso sí, cuando salgas, lleno y reconfortado porque pagaste 50 pesos por una comida rica y potente, te va a parecer que la lluvia y el frío son de otra época.


Solo efectivo.


Uriarte 1980, Palermo
De martes a domingo, de 20 al cierre; 
de miércoles a domingo, también al mediodía.

3 comentarios:

javier dijo...

Que buena nota Joaquìn, la verdad cada vez que leo algo que posteas dan ganas de salir urgente a comprobar aquello que recomendas, encima con las fotos, como resistirse...

Joaquin Hidalgo dijo...

Javier

que nada te detenga, porque la verdad es que en precio calidad y en la zona, es un plato fuerte.


Gracias por la onda!

Osvaldo dijo...

En mi opinión, considero que en Palermo están los mejores restaurantes en buenos aires, ya que me gusta mucho la zona esa y además creo que se suele brindar muy buena comida en esos lugares. Por eso apoyo los distintos restaurantes de dicho barrio