16 de julio de 2007

Doble de Riesgo, una animación

Un corcho, una tapita un dado hablan japonés, corren carreras y son "DOBLES DE RIESGO". Dijo y Guillermo Hernández: "sublime, de arriesgada animación"

http://www.youtube.com/watch?v=seLyBCZc_dM

8 de julio de 2007


Oh, quién lo hubiera dicho... ha llegado el domingo. El día sorete de la semana llegó con un detalle gustoso: mañana es feriado. Y entonces levantarse, rodar por el living, preder la máquina, hacer unos mates y entrar al blog para manifestar un primer estado de ánimo, parecido a una resaca de sábado en trasnoche, bien puede ser un ansiolítico, un masaje cerebral. Y aún así, mientras Cansei de Ser Sexi -la banda del momento- levanta el ánimo de los sillones y pone a saltar los libros en la biblioteca con savior faire tecnoelectrónico, tengo esta casi penosa sensación de recién venido al mundo. Miro por la ventana. Afuera, nublado. Adentro: nublado también.
Me acordé de este dibujo que ya tiene un año y de la noche en que fue hecho. Qué sería de nosotros sin la sorpresa. Por suerte, mañana hay un día más para averiguarlo.

6 de julio de 2007



Una pregunta: si en la mitología del tango el vino carlón es bebida de guapos, cómo es que en la cumbia de hoy la cerveza despunta como trago cabeza. Cosas de la imagen corporativa y los pensadores del marketing. Y mejor aún, si una visión concreta del vino puede tenerse en cualquier plaza, donde los cartones entonan vacíos la resaca que calla a otro, dónde está el vino en el mito moderno, dónde en la nueva cara de la música que vive en la calle.
Algunas notas parece reentonar el tetra, lejos del escritorio de un publicista. En los últimos tres días, en Villa Crespo, he encontrado ciertos grafittis rojos y grandes sobre paredes blancas: Vinolencia, dicen. He ahí un tomador real de vino. Uno que, lejos del blabla, poeta contundente canta lo que vive.

4 de julio de 2007

En la era post-tamagochi y de la interné a full


Leía la semana pasada que ciertos científicos israelíes habían logrado modificar el gen de un tomate, cambiándolo por uno de la albahaca. El restultado: un nuevo tipo de tomate cherry con gusto a limón y refinadas notas de menta. Sofisticado, sin dudas a tono con la lógica chic del in gourmet.
Esa lectura me llevó a pensar en otros transgénicos y en la manipulación del material genético. Si bien es cierto que la misma naturaleza se manipula en su devenir, no podríamos pensar que el sentido último de ella sea el lucro. De manera que cuando veo este tipo de engendros nuevos, como la soja resistente al glifosato, el maíz Bt, o las vacas que proveen insulina y hasta la nueva leche con proteína de araña para hacer telas más duras y ligeras, se me viene a la mente este dibujo que hice tiempo atrás a propósito de los transgénicos. En la era post-tamagochi y de la interné a full, como diría un querido amigo, poco falta para tener una mascota en maceta que además opine sobre Tinelli y el baile del caño. Ese día, igual, no tendré ganas de estar ahí.

2 de julio de 2007

Vueltas increíbles del rodar salamín


Pocas cosas me maravillan tanto como los embutidos. Cumbre del sadismo y la racionalidad, rara vez se mira a estas piezas de increible sofisticación tecnológica como se debiera. Basta pensar que en un momento fueron tiernos chanchitos con cola de resorte, para que luego de alimentarlos calculadamente, gramo a gramo en la transformación mística del alimento en carne y grasa, les llegue el día fijado por calendario en las góndolas de la necesidad y la puja de precios. Eficaz, al cabo de un rampa ascendente el martillo los duerme para siempre y la trituradora -si es fina deja gruesos pedazos, los más fundentes al cabo en la boca- desmenuza toda vitalidad, reduciéndola al volumen racional y portable de la partícula. Entonces el plan se manifiesta en toda su maquinal factura: rellenar la propia tripa del porcino con lo que hasta recién era un rozagante cerdito, y atarlo a continuación con un piolín, seccionarlo nuevamente en porciones adecuadas a la venta. Comprado al peso, gramo a gramo en la realización de la carne como alimento, llegará a la tabla sobre una mesa inmaculada para oficiar el nuevo sacrificio simbólico, en forma de picada -nombre elocuente, si los hay-, para ser otra vez cortado, feta a feta, y otra vez razón de ajuste en las formas, hasta convertir un cerdito redondo y chillón en una rodaja a la medida del apetito portable de una mano. Tripa deshechada, la carne de inmediato es masticada y vuelta otra vez partícula ínfima, reducible, atomizada. Y todo esto, para no contar la parte del transporte, del matadero, de las polares cámaras frigoríficas donde espera transformarse en saciedad de la gula, medida en monedas contables y sonantes, que es lo que vale la pobre vida del cerdo.
Recuerdo que en San Juan, tiempo atrás, otro visionario del tema había inventado el Chanchoplán: en cómodas 12 cuotas se compraba un chancho que luego el frigorífico entregaba faenado en tiernas bondiolas, salamitos, dos voluminosos jamones. Una vuelta más en la las ya vueltas increíbles del rodar salamín.
Como se preguntaba el cerdito de ese otro dibujo, anterior a este, qué sabrán los chanchos de tanta economía de formas aplicada a sus propias vidas. Sospecho que nada. Sería terrible asistir al día de la rebelión y tener que pasar por la picadora. Orwell lo vio en su momento y es una suerte que los chanchos no sepan leer.